martes, 26 de julio de 2016

El Ladrón de bicicletas




El ladrón de bicicletas, como buen exponente del neorrealismo italiano, se desarrolla en un guión que muestra la vida tal cual es, con la pobreza, el trabajo, el hambre, el día a día de cualquier trabajador y su familia.El protagonista (Lamberto Maggiorani) es un humilde desempleado que tiene la dicha de conseguir  un trabajo en una Roma destruida por la segunda guerra mundial. Pero hay un detalle, el trabajo requiere de una bicicleta. Después de conseguirla con el sacrificio de su esposa (Lionella Corelli), tiene el infortunio de que se la roban en el primer día de trabajo. Luego será una búsqueda de la misma y de su ladrón junto a su pequeño hijo (Enzo Staiola), ya que no tienen la posibilidad de comprar otra.Al buscar aquella bicicleta, buscan alcanzar algo más de lo que un simple rodado puede ofrecer. La bicicleta es trabajo, es dignidad, es comida, es un futuro mejor, es esperanza. Es increíble como cambia el humor de la familia en torno a la bicicleta. Cuando la poseen, él se levanta ansioso, sonriente, feliz, con orgullo y es una excelente figura para su hijo. Todo a la vista de aquella esposa y madre vestida de tranquilidad y de saber que su esposo volvió a trabajar. Ya no necesitan de la religión o la vidente para cambian su destino, el trabajo lo podía todo. Pero cuando pierden la bicicleta, él pierde la sonrisa de su rostro que se transforma en desesperación y vuelve a recurrir a la vidente. Su preocupación por cómo mantener a su familia hace que se olvide de ellos. Esto lo demuestra en las escenas donde cree que su hijo se ahoga en el río, cuando casi lo pisa un auto o cuando le pega. La desesperación llega a tal punto que no solo se olvida de su familia, sino que se olvida de él mismo.  Cuando finalmente decide robar una bicicleta, se termina transformando él en el ladrón que tanto buscaba.El guión se inicia con el protagonista saliendo de una masa de trabajadores y termina con el mismo entrando en otra. Un ciclo perfecto dentro del guión. Como contar una historia simple, de las millones de historias simples que se dan día a día en la realidad romana y que nadie llega a conocerlas.La película fue filmada por Vittorio de Sica en la Roma de la post guerra durante el año 1948. Lo interesante, era que la pobreza no era solo parte del guión, sino parte de la realidad romana. No es casualidad, que casi por completo, la película se haya filmado en exteriores. No había estudios, ni luces, ni efectos especiales para filmar nada. También los actores no eran conocidos, ni siquiera los protagonistas. Lo que le terminó dando una cuota más realista a la película. 

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