martes, 26 de julio de 2016

“El despertar de Adonis” de John William Waterhouse.



Tías, el rey de Siria, estaba muy orgulloso de la belleza de su hija Mirra, tanto así, que se atrevió a afirmar que era más bella que la propia Afrodita/Venus (Diosa de la belleza). Esta declaración no fue de agrado para la Diosa, y como venganza, provocó que padre e hija mantuvieran relaciones incestuosas a oscuras sin saberlo. En la doceava noche, Tías se da cuenta que su amante era su hija y la persigue con un cuchillo para matarla. Mirra pide ayuda a los Dioses y la convierten en árbol (árbol de Mirra).
Nueve meses más tarde, un hermoso bebe nació del árbol: Adonis. Tan hermoso era, que Afrodita se enamoró de él apenas lo vio. Por eso, decide recogerlo y entregárselo a Perséfone/Prosérpina (Reina del inframundo) para que lo cuide y crie. Cuando Adonis se convirtió en el joven más bello de todos, Afrodita fue en busca de su amor, pero Perséfone no se lo entregó, ya que ella también se había enamorado de él. Aquí nace la disputa de ambas Diosas por Adonis.
Para encontrar una solución, acuden a Zeus. El mismo decide que Adonis pasará un tercio del año con cada una, y el tercio faltante, con la que él quisiera. “La que él quisiera” era Afrodita y con ella Adonis pasaba la mayor parte del año. Pero Adonis no pudo ver los celos del amante de Afrodita: Ares/Marte. El Dios de la Guerra, y derramamiento de sangre, se transformó en un Jabalí, y durante una salida de casería de Adonis, lo ataca y lo hiere de muerte.
Afrodita acude a él, que agonizaba sobre su propia sangre, sembrando lágrimas que se convertían en rosas al tocar al suelo (Está es la escena que recrea Waterhouse). En su desesperación, y con algo de culpa, se clava una espina y su sangre torna de rojo las rosas que antes eran solamente blancas.
Finalmente Afrodita derrama néctar en la sangre de Adonis y surge una anémona. La vida de esta hermosa flor es corta, al igual que el amor de ellos.

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